Ya se acercan las ferias y romerías en nuestra tierra, además de que acaba de comenzar la temporada de concursos, con lo que daremos un repaso a la vestimenta del jinete vaquero.
En primer lugar decir que hay determinadas opiniones en lo que respecta a varios detalles de nuestro traje, dependiendo del gusto del jinete. Pero en caso de duda hay que tener en cuenta dos máximas a cumplir siempre: SOBRIEDAD y PRACTICIDAD. Todo lo que llevemos debe ser sobrio y práctico, así es como se entiende la vaquera.
Como la mayoría conocerá hay dos forma de vestir a la vaquera según queramos dar un toque más campero o un toque más elegante. Es nuestra elección qué traje usar en cada momento, pero es preciso indicar que no es lo mismo ir a una feria, en la ciudad; que a una romería, en el campo; o a un concurso de pueblo, que a una final de un campeonato. Debemos ir acorde a lo que la ocasión representa.
En esas ferias en las que sacamos nuestras mejores galas o esos concursos de gran importancia o repercusión, es más adecuado ir con el traje que exige polainas y zapatos o botines. Mientras que en concursos de menor categoría o romerías es más adecuado el traje que se complementa con los zahones.
El traje de gala, por así llamarlo, se compone de un pantalón abierto en su parte inferior y de un largo más o menos a mitad de la pantorrilla. Es el conocido pantalón de caireles, pues en esa parte inferior abierta que hemos indicado hay 5 ojales en los que pondremos cinco caireles, de los que dos irán abrochados y tres desabrochados. Este pantalón se complementa con unas polainas de cuero, más o menos elaboradas, que se llevan con botines o zapatos, y que poseen una abertura en mitad de la pierna. Dicha abertura coincide con la zona donde el pantalón está abierto por los caireles desabrochados, y se verá a través de ella la media blanca que debe llevar el jinete. No debemos llevar calcetín alguno bajo esta media blanca, pues se verá y estropeará el conjunto visual.
El pantalón irá sujeto por los tirantes, que no deben quedar a la vista, pero que procuraremos que sean, como ya dijimos, sobrios y cómodos y que cumplan su función de sujetar el pantalón. Y en la cintura llevaremos amarrado un pañuelo o faja. Al ser un traje de gala, se permite que este pañuelo sea algo más vistoso que el que llevaríamos con le traje de campo, pero sin llegar a ser estridente. Repetimos: sobriedad. El pañuelo debe quedar amarrado de modo que no queden los extremos sueltos, sino escondidos bajo el propio pañuelo, y evitaremos, en la medida de lo posible, que se vea el nudo con el que lo amarramos. El modo de hacer esto será amarrarlo con un nudo plano justo en la parte delantera, y pondremos los extremos que sobran bajo el pañuelo, para que no caigan sueltos. El chalequillo tiene en esa zona delantera un pico hacia abajo que tapará el nudo.
En cuanto a la camisa, debe ir abrochada hasta arriba, sin excepción. Y SIEMPRE debe ser blanca impoluta, sin adornos, ni chorreras, ni bolsillos. Una camisa clásica y de color blanco. Ésta irá cubierta por el chalequillo, que también tiene cinco botones, los cuales irán abrochados y llevaremos, en el botón central, una cadena de un reloj de bolsillo, el cual irá guardado en el bolsillo izquierdo del chalequillo.
Ambas prendas irán cubiertas por la chaquetilla. Ésta no es la que se suele ver con cuellos de tiras, que se llama guayabera, sino la que vemos en la foto, con solapas. Al llevar el traje de gala, ésta es la prenda que mejor combina con él, aunque las modas se imponen y raro es el momento en que vemos esta chaquetilla en las feria y concursos. Actualmente se ven casi siempre las guayaberas, pero éstas son más propias del traje de zahones. La chaquetilla irá abrochada sólo en su botón superior, sin que se abroche ninguno de los demás, y en su bolsillo derecho llevaremos un pañuelo blanco que sobresale ligeramente del bolsillo, con el fin de secarnos el sudor o quitarnos el polvo de la cara.
Como colofón a todo esto llevaremos el sombrero de ala ancha. éste irá puesto, en los hombres, ligeramente inclinado hacia la ceja derecha, sin llegar a tocarla; y en las mujeres, hacia la ceja izquierda. El barbuquejo debe ir escondido dentro de la copa, a menos que el viento o las necesidades del trabajo en pista nos obliguen a usarlo, en cuyo caso irá sobre la barbilla, siendo incorrecto llevarlo en la boca, en la nariz o en la nuca, como a veces podemos ver.
En lo referente a los colores, ya hemos dicho varias veces que prima la sobriedad, pero no deja de ser cuestión de gustos a la hora de combinarlos. Sin embargo debemos tener en cuenta que la chaquetilla y el chalequillo deben ser del mismo color, pudiendo variar el color del pantalón, lo cual suele dar un toque muy elegante, pero siempre respetando la sobriedad del conjunto. El sombrero, así mismo, también conjuntará con los colores del traje, y no podrá ser de colores estridentes, siendo los más elegantes los grises en sus variadas escalas.
En cuanto a las espuelas, de las que aún no hemos hablado, deberán ir pavonadas en negro, como todos los hierros que lleva el atalaje vaquero. No es correcto llevarlas lijadas y brillantes, pues lo que prima es la sobriedad y la practicidad, y llevarlas así no es sobrio (brillan) ni práctico (se oxidan antes). Y en lo referente a las correas hay diversidad de opiniones en lo que respecta a su color.
Hay una primera corriente que dice que con las polainas las correas deben ser blancas, pues en el origen de la vaquera quien tenía dinero era el señorito, que vestía de gala para ir a la feria. éste llevaba la vestimenta que hemos descrito y las correas de las espuelas eran de piel de gato blancas. Según esto las correas con polainas deben ser blancas y con zahones, avellana.
Pero hay otra corriente que dice que en realidad las correas blancas proceden del cuero sin curtir que usaban los vaqueros. Éstos no tenían dinero para llevar correas de cuero curtido, que era más caro, y cogían piezas de cuero de peor calidad y lo curtían con sus manos, lo cual les daba un color blanco. De este modo los vaqueros llevaban las correas blancas de mala calidad y los señores, de color avellana.
Como vemos hay dos tesis contrapuestas y a día de hoy no sabemos cuál es la cierta, aunque la moda imperante es la de llevar las correas blancas con las polainas.
En cuanto a cómo se abrochan, se deja la hebilla por la parte interior del pie.
Por último hablaremos del marsellés. Es una prenda de abrigo y por lo tanto, para ser prácticos, la llevaremos sólo cuando sea necesaria.
Aunque la moda es llevarlo amarrado en la montura.
A la hora de amarrarlo, lo doblaremos dejando el forro rojo por fuera y lo pondremos en la montura amarrado con las agujetas que amarran la manta estribera.
Hay matices que podemos variar pero debemos recordar que siempre con Sobriedad y Practicidad. De ahí nace la elegancia.